Nuestra primera vez….

La primera vez que lo hice, no entendía bien a bien de qué se trataba, pero fue una experiencia fascinante. Al principio, como en todo, tuve nervios e inquietud, quizás provocados por la falta de conocimiento. De algo me habían platicado en la escuela, pero nada como enfrentar la emoción de algo nuevo. ¿Cómo fue su primera vez? Platíqueme, platíquele a quienes leen este blog.

Ayer se celebró el Día Internacional de Internet e hice memoria de cuando “me inauguré” en la red de redes y navegué. No recuerdo la fecha exacta, pero ya estaba “grandecito”. Había terminado mi carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y me encontraba trabajando en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Formo parte de las generaciones que vivimos el tránsito entre la máquina de escribir mecánica y la computadora; entre el disco de acetato y el disco compacto; entre la consola, el equipo modular, el walkman y el Mp3. Mi tesis de licenciatura la hice en una computadora. Imagínese lo que esto significó para mí, luego de que una Remington pesadísima, que me obsequió mi padre, fue mi compañía a lo largo de la carrera.

Con esa misma computadora, una 386 (con memoria expandida gracias a los buenos oficios de un compañero experto en informática de CEU PART, donde también di clases), me inicié en el uso de Internet. Le estoy hablando del año 1994. La empresa a la que le contraté el servicio cobraba realmente una millonada y la conexión era lenta, lentísima, a través del teléfono, pero un primo mío, Luis Barba, me decía que, pese a mis quejas, podía considerarme un privilegiado porque era de los pocos que teníamos acceso a Internet. Puede ser. Apenas casi cinco años antes, Internet había nacido en México.

En 1994 organizamos en la Universidad, con el apoyo de Radio Educación y otras instituciones, la Primera Bienal Latinoamericana de Radio. El correo electrónico institucional de la bienal era mi cuenta personal. Imagínese. Aunque en América Latina tampoco había tantos usuarios, me la pasaba respondiendo correos en todo lo relacionado con el evento: desde dudas de la convocatoria hasta de los invitados como conferencistas o jurados. También fue un vínculo con los especialistas que llegarían de Europa y, por supuesto, más familiarizados con el uso de Internet.

Hubo otro factor que me obligó a “modernizarme” y entrar a la red. Resulta que desde esos años soy corresponsal en México de la revista Radio World América Latina, que se edita y se diseña muy cerca de Washington. El editor me sentenció: debes usar a Internet y enviarnos digitalizados tus artículos porque aquí ya no hay quien transcriba. Y así fue. Dejé de usar el fax y desde entonces me “digitalicé”. En correspondencia, quizás un año después, ellos dejaron de enviarme giros postales y comenzaron a pagarme mediante transferencia electrónica. La banca electrónica comenzaba también a ser una realidad.

Cada quien ha vivido su primera vez en la red de diferentes maneras. ¿Cómo fue para usted esa experiencia y qué ha significado para usted el uso de Internet como medio de información, de entretenimiento, de consulta, de interacción y comunicación?

POCOS USUARIOS Y ESTUDIOS

Sinceramente no sé qué haría ahora sin Internet. Mi trabajo como académico y como periodista me tiene profundamente vinculado a la red. Por lo mismo, no dejo de sorprenderme que los usuarios de esta tecnología todavía seamos un porcentaje pequeño en México comparado con lo que sucede en otros países.

El pasado sábado, José Guadarrama, nos comentaba en EL UNIVERSAL que de acuerdo con las últimas cifras de internetworldstats.com, de diciembre de 2009, somos más de mil 800 millones de usuarios de Internet a nivel mundial. Es decir, 26% de los 6 mil 700 millones de seres humanos existentes en la actualidad. En México, de los 111 millones de mexicanos, sólo 27 millones somos usuarios de la web. Somos, pues, una minoría.

Mucho se ha comentado acerca de los retos que existen para abatir la denominada “brecha digital”. Ayer mismo, mis apreciados colegas Angelina Mejía y Hugo Arce, publicaron en EL UNIVERSAL un reportaje sobre la importancia de que México cuente con una agenda digital. Pero hay otro tema que quiero poner sobre la mesa: Internet como objeto de estudio. ¿Qué tanto sabemos sobre Internet, sus usos, sus aplicaciones, sus repercusiones políticas, sociales, económicas y culturales?

Desde el campo de la comunicación, apenas si estamos conociendo lo que sucede con Internet en México. El año pasado, el doctor Raúl Trejo Delarbre, reconocido investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, y su servidor publicamos el texto “Campo nuevo, problemas viejos. La investigación mexicana en materia de sociedad de la información, Internet, cibercultura y telecomunicaciones”, en el que destacamos que, hasta 2008, había sólo 283 trabajos académicos (libros, capítulos de libro, artículos en revistas, tesis de posgrado, textos académicos en sitios web) sobre Internet, cibercultura y sociedad de la información. ¡Sólo 283 en unos 30 años!

En el ensayo, incluido en el libro La comunicación en México. Una agenda de investigación, (México, AMIC y otras instituciones, 2009, coordinado por la Dra. Aimée Vega), destacamos varias características de las investigaciones académicas sobre los nuevos medios, incluyendo Internet. Aquí una apretada síntesis:

1. Las asignaturas universitarias relacionadas con el tema aun son pocas en contraste con la atención que los planes de estudio siguen brindando a los medios convencionales.

2. Hay una heterogeneidad de nuestras agendas de investigación. El campo de los nuevos medios experimenta tantos cambios que todavía no acabamos de enterarnos acerca de alguna primicia tecnológica cuando ya se encuentra superada por una versión o un dispositivo más reciente.

3. Existe una falta de seguimiento en el examen de los nuevos medios.

4. Reiteramos los diagnósticos sobre los mismos temas. Por ejemplo, hay docenas de trabajos acerca de Internet que repiten las mismas descripciones: el surgimiento de la Red a consecuencia de intereses académicos y militares, la construcción de los primeros protocolos de intercambio entre computadoras, el tránsito de Arpanet a Usenet, la interconexión gracias al estándar TCP, la creación de la WWW y los recursos de hipertextualidad.

5. Hay más descripción que reflexión en los trabajos académicos. Tampoco se ha arribado a una auténtica teoría acerca de los nuevos medios.

Pese a ello, recalcamos, “la investigación de nuevas tecnologías en y para la comunicación manifiesta una vitalidad que posiblemente no existe en otras áreas del estudio de los medios. El interés de numerosos jóvenes para orientar sus trabajos recepcionales hacia el estudio de estos temas manifiesta una avidez de conocimiento que no siempre hemos podido identificar en otras generaciones, o respecto de otros asuntos en el estudio de la comunicación”.

Para terminar, es interesante destacar que hay subtemas más analizados que otros. Por ejemplo, la relación medios e Internet ha sido uno de los más han atraído la atención de los investigadores de la comunicación. Lo mismo el comercio, la economía y la cibercultura. Otros, como los cibercafés, Internet 2 o los hackers han sido menos atendidos. También encontramos que los 283 textos fueron escritos por un total de 186 autores. Todos estos, insistimos, desde un enfoque académico.

“Más de cien de esos textos –detallamos- son de autoría colectiva, con entre dos y hasta seis autores cada uno. Por eso no hay correspondencia entre la cantidad de autores y el número de textos de este inventario. De esos 186 investigadores, 134 son autores –o coautores– de un solo texto. Este dato permite subrayar el carácter esporádico o la inconstancia que tiene la investigación en nuestro campo. Del mencionado universo de autores menos del 28% escribieron más de un texto”.

Internet, en conclusión, es un tema sobre el cual hay mucho por escribir, incluso desde nuestro primer encuentro con esta fascinante tecnología. ¡Participe! Este espacio es también suyo…

Fuente: http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle10945.html

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